Diario de un cura ruralDiario de un cura rural no es -o, al menos, no sólo- una novela sobre el sacerdocio, sino una obra sobre la fe y sobre la Iglesia. Encerrado en su «mediocridad», el joven cura de Ambricourt no se siente capaz de oponerse al mal que ve en sí mismo y en los demás. Pero descubrirá que la grandeza de la Iglesia no depende de la brillantez de sus miembros, sino del triunfo del Resucitado que se refleja en los suyos, los más débiles, los pequeños como él, y que sólo quienes tienen la sencillez que da el espíritu de infancia pueden reconocer. En ésta una novela sobre la Gracia, que se impone al estupor y el rechazo del protagonista y que convierte su miseria y su incapacidad en camino para una salvacion que es de otro mundo. Y es una novela sobre la Iglesia, cuyo rostro resplandece a la luz de la Gracia. |
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Page 25 - Pues bien, hijo mío, de habernos dejado obrar a nosotros, la Iglesia habría dado a los hombres esa especie de seguridad soberana. Cada cual hubiera tenido también su parte de contrariedades. El hambre, la sed, la pobreza, los celos... Nunca hubiéramos hecho acopio de suficiente fortaleza para meternos al diablo en el bolsillo. Pero el hombre se sabría hijo de Dios. . ¡Tal hubiera sido el milagro! Hubiera vivido y muerto con esa idea en la mente y en la conciencia. No una idea aprendida solamente...
Page 26 - ... a su tabla de logaritmos e incluso al ingeniero construir sus juguetes para mayores. Sólo nosotros hubiéramos abolido, hubiéramos arrancado del corazón de Adán el sentimiento de su soledad. Con toda su reata de dioses, los paganos no eran tan estúpidos: habían conseguido, pese a todo, dar al pobre mundo la ilusión de una unión, aunque grosera, con lo invisible. Pero ahora no valdría nada el mismo truco.
Page 26 - Evidentemente, les queda la esperanza de hacerse reconocer por Satanás. ¡Tarea inútil! Pueden ir esperando su Navidad negra... Pueden poner en la chimenea sus zapatos. Ya el diablo se está cansando de dejar montones de mecanismos, tan pronto inventados como pasados de moda, y actualmente no pone más que un minúsculo paquete de cocaína, de heroína, de morfina, cualquier porquería de polvo que no le cuesta muy caro. ¡Pobres tipos!